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Mostrando entradas de julio, 2012

Los gatos que inspiraron mi avatar

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Estos gatitos son un anuncio que ví en la revista "El Semanal" a finales de los 80; quizás 1.988. Eran al parecer, un cuadro o un póster. El caso es que me gustó, lo escaneé y lo guardé. Algunas veces lo he tenido como fondo de escritorio en mi viejo 386. No es de extrañar que cuando busqué un símbolo que me representara, me inspirara en la foto. Recuerdo que incluso intenté reproducirlo en el Spectrum, con el "Melbourne Draw" que era en aquellos tiempos, como el "Photoshop" pero sus limitaciones hicieron que la cosa no saliera muy bien que digamos, aunque me alegré de intentarlo. Si hasta diría que soy el único en mi familia que siente un poco de simpatía por los gatos. Mi padre, cuando llevaba la tienda de comestibles con mi tío, tenía uno, rubio. Pero el muy gamberro no solo cazaba ratones, sino que una vez encontró donde guardaban los quesos y se lió a mordiscos con ellos. Cuando vió el estado de éstos, se echó las manos a la cabeza ¿A quién iba a

Un blog, dos blogs, tres blogs....

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¿Cuántos blogs llevo ya? Recuerdo que el primero de todos, lo abrí en septiembre del 2.004 para promocionar mis relatos, que empecé a escribir desde junio del mismo año. Y no me iba mal, pero ocurrió algo imprevisto. Le cogí gusto a comentar cosas actuales y de otro tipo no relacionados con mis relatos. Tener un blog para hablar de todo, no es mala idea, pero no lo entendí entonces. Por eso abrí otro; uno para mis relatos, otros, para el día a día. Pero me agobié. Me tomé como una obligación, actualizar ambos blogs, y no siempre tenía inspiración para ello. Cambiar de blog, era para mí, como cambiar de camisa. Unos por una cosa, otros por otra. Recuerdo que el primero era de "Blogia", una marca española. Creo que era http://tio-antonio.blogia.com Pero por desgracia, el asunto se le escapó de las manos a Roberto, el propietario de "Blogia". Sus servidores eran muy poca cosa para tantos blogs, sobre todo, en verano. No daban abasto y estaban con frecuencia b

La cuarta orden (relato ficción).

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    Me llaman “El Guardián”. Tengo 56 años y vivo con mi pueblo bajo la superficie marciana. Nuestra orgullosa civilización se ha deteriorado hasta niveles que difícilmente hubiéramos imaginado antes. Ahora estamos pagando el precio de nuestra estupidez.    Esas bellas y esplendorosas ciudades que anteriormente fueron envidiadas, ya no existen. Sus escombros yacen mezclados con la arena del inmenso desierto. Aquellos grandiosos monumentos que debían perpetuar las glorias de gobernantes y militares, cayeron con estrépito. Sus virtudes y sus fracasos, también serán olvidados en breve tiempo.     La población ha sido brutalmente castigada con la muerte y la ruina. No teníamos cosas mejores que hacer que luchar entre nosotros y eso hicimos. No hubo vencedores pero sí un terrible castigo para los vencidos, que fuimos todos. Nuestras condiciones de vida bajo tierra son tan duras, que muchas veces nos preguntamos si tiene sentido nuestra existencia. No debemos echarnos atrás. Hay que