Por algo será

                                                     Por algo será (Relato ficción).

                                      




   Iba yo, tranquilamente por la calle un día como otro cualquiera, cuando de repente, reparé en unos objetos tirados, cerca de un repleto contenedor de basura. Parecía que algún impaciente vecino no pudo esperar hasta el anochecer para deshacerse de sus tiestos. Me llamó la atención una brillante espada, además de una bola de pinchos con cadenas. Ambas armas medievales parecían conservarse en buen estado. Pensé que serían unos buenos elementos decorativos en la sala de estar de mi casa. En el momento de cogerlos, me vino a la memoria un suceso de mi niñez, parecido. Tirada cerca de un contenedor, encontré una pelota de vivos colores. Corrí alegremente hacia ella, cuando la severa voz de mi padre, me detuvo con brusquedad:

   “¡Niño, deja eso!”

   Al ver mi cara de tristeza, añadió:

   “Ya sé que te gusta, y parece casi nueva. Pero deberías pensar que cuando lo han tirado a la basura, por algo será”.

   Por algo será. Esa frase siempre fue una constante en mi niñez. Ahora, con treinta años, soltero, y con la única compañía de mi tranquilo gato, “Lucifer”, nada me impedirá llevarme los objetos que acabo de encontrar.

   Una atenta observación en mi casa, me permite visualizar mejor las armas. Si hasta tienen arañazos y melladuras, como si hubieran participado en algún combate ¿O estoy dejando volar mi imaginación? Lo más seguro es que su anterior dueño fuera un descuidado, y por eso están así. Bien, basta ya de armas, que hay que acostarse. Mañana seguiré con ellas. Como de costumbre, ceno, voy al servicio, me lavo los dientes, me tumbo en la cama, y a dormir como un lirón.

   Pero mi sueño dura poco. El triste maullido de Lucifer, me despierta. Apenas han pasado tres horas. Lo miré y me di cuenta de que tiene un corte en una pata ¡Dichoso gato! Seguro que ha sido al jugar con la espada. Se lo merece por tocar donde no debe. Ambas armas están en el suelo. El gato debió subirse en la mesa, y las tiró mientras jugueteaba con ellas.

   El tiempo pasa, salgo del trabajo, y antes de comer, le echo otro vistazo. Al verlas, Lucifer se esconde debajo de la mesa. Parece cierto ese refrán que dice: “gato escaldado, hasta del agua fría huye”. Miro con atención y veo unos grabados que parecen escritos en árabe

   ¿Qué querrán decir? Bien, no tiene importancia. Igual es la firma del fabricante. Ya lo averiguaré otro día. Pensándolo bien ¿Qué tal si las vendiera? Mi casa es pequeña y no tengo mucho espacio disponible. Le doy vueltas y vueltas al asunto, y decido que no. Jamás me lo perdonaría. Lo único que tengo que hacer, es quitar el viejo cuadro de la pared, que tanto le gustaba a mi abuelo, y colocarlas ahí.

   Dicho y hecho; cojo el taladro, abro unos cuantos agujeros más, y las cuelgo. Están muy decorativas ¿Cómo se me pasó si quiera por la cabeza, venderlas?

   Por la noche, poco después de acostarme, escucho un fuerte ruido, seguido de otro. Me asomo y veo las armas en el suelo. Una de las baldosas tiene un fuerte desconchón ¡Qué desastre! ¿Por qué habré tenido la mala suerte de que un arma, al caer, arrastrara a la otra en su caída? En realidad, no debería extrañarme. He puesto unos viejos espiches que quité de la cocina hace un tiempo. Si no hubiera sido tan tacaño, los objetos seguirían en su sitio, y la baldosa estaría entera. Mañana iré a la ferretería.

   Por cierto ¿Y Lucifer? ¡Ah, sí! Está en un rincón del cuarto de baño. Parece que el ruido lo ha impresionado. Pero ya lleva un buen rato ahí, sin querer salir ¿No se está pasando un poco?

   Todo arreglado. Las armas vuelven a estar en su sitio. Además de espiches, también compré alcayatas.

   Vuelvo a acostarme, y suena un fuerte estrépito ¿Serán las armas otra vez? En efecto, vuelven a estar en el suelo ¿Cómo es posible? ¡Con todo lo que me esforcé! Vuelvo a tener faena. Me espera otra tarde haciendo agujeros.

   Al pasar por el pasillo, tropiezo con Lucifer ¡Menudo susto me ha dado ese patoso gato! Debería castigarlo para que aprenda a no esconderse y salir tan de repente. Pero seré comprensivo. Bastante tiene ya con el corte que se hizo, además del miedo que se ha llevado al escuchar la caída de mis adornos medievales.

   Decido cambiar de estrategia. Coloco la espada en una pared, y la maza, en otra. Añado más espiches y alcayatas. Debajo de cada arma coloco una pequeña alfombra para que les amortigüe una posible caída. Me pregunto si me estoy volviendo loco o soy muy derrotista. Tras los ajustes que he hecho, sería demasiada mala suerte que se cayeran de nuevo. Pero el pesimismo no me abandona. Siento la impresión de que cuando sea de noche, caerán de nuevo. Me fijo en el gato. Está muy asustado. El arisco Lucifer, contra su costumbre, ésta vez no rehúye mis caricias, ni maúlla malhumorado. En verdad, algo extraño, pasa.

   Cae la noche. Antes de acostarme, miro con recelo la sala de estar. Apago la luz y me voy a mi habitación. Me cuesta trabajo dormir ¿Qué demonios está pasando? ¿Acaso hay fantasmas en mi casa? ¡No debo pensar en eso. Lo ocurrido es casualidad! Sí, ¡Pura y simple casualidad, mezclada con mi dejadez! Se me pasa por mi mente, que podría ser el espíritu de mi abuelo, que enojado por quitar el cuadro, me está castigando. Pero desecho muy pronto esa idea. El, jamás sería capaz de hacerme daño. Nunca lo hizo en vida, y no lo hará tras morir. Será mejor que me quite esas cosas absurdas de la cabeza o no dormiré bien y tendré un rendimiento muy flojo en el trabajo. Al jefe le importan un bledo mis problemas y es capaz de despedirme si le contara lo que pasa por mi mente.

   Por fin, consigo conciliar el sueño. Todo ha sido producto de mi imaginación. Cuando consigo relajarme, Lucifer entra, maullando, como un condenado.

   Lleno de temor, me levanto y enciendo la luz del pasillo. Lo que veo me llena de angustia. La espada y la maza han cobrado vida, y se mueven solas en el aire. Justo a tiempo, cierro la puerta. La espada la golpea con fuerza, pero por fortuna no consigue tirarla. En la sala de estar, se escuchan unos ruidos muy fuertes ¿Dónde se meten los vecinos cuando más falta hacen? ¿Es que nadie escucha el estrépito? ¡Con lo entrometidos que son! ¿Qué demonios les pasa, hoy?

   Los ruidos han estado sonando durante toda la noche. Al amanecer, todo es silencio. Me levanto. Cojo un zapato para defenderme. Es lo único disponible que tengo en mi dormitorio. El gato no se ha movido de la cama desde que entró. Me siento aturdido ante lo que veo. La pared está llena de boquetes y desconchones. El televisor se ha llevado la peor parte, y está totalmente, roto.

   Las armas siguen colgadas en su sitio, como si fueran inocentes del suceso. Habrá que rascarse el bolsillo para arreglar la pared y comprar un televisor nuevo. Al observar los daños, me doy cuenta de que no parecen hechos al azar. Diríase que los desconchones en la pared forman la figura de un guerrero árabe, montado a caballo. Sea lo que sea, decido tomar una decisión. Antes de ir al trabajo, cojo las armas, las meto en una bolsa y me dirijo al lugar donde las encontré. Miro con atención porque es de día, y me pueden multar por tirar basura antes de que oscurezca ¡Solo me faltaría eso! Al ver que no hay ningún guardia, arrojo la bolsa con ira y rabia ¡Cuánta razón tenía mi padre! Si te encuentras alguna cosa en la basura, déjala ahí. Cuando su dueño la ha tirado, por algo será.

                  ºººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº

                                      Escrita por Tio Antonio

Comentarios

  1. ¡Y tanto que era por algo! ¡¡Así que su verdadero dueño seguía guerreando durante la noche!! Nada, nada, las manitas quietas, ni una silla para restaurar ni un marco de fotos, vaya a ser que lleven adosado un fantasma con cabreo.

    ¡Me ha gustado mucho Tío Antonio!

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias. Espero que los anticuarios no lean esto, o se me echarán encima ;)

      Saludos.

      Eliminar
  2. Hola Antonio... jajaja La dichosa espada y la dichosa maza.
    ¡Cuánta razón tenía tu padre! "Por algo será"
    Pobre Lucifer... anda qué menudo nombre le has puesto al pobre gato.
    Si yo fuera él... te arañaba a diario.
    He pasado un buen rato leyendo tu relato.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Mela. Gracias por leerme. Por lo que veo, es habitual que a los relatos hablados en primera persona se les atribuya el suceso.

      Puede que algún día suba un relato algo subidito de tono. No mucho, porque en los relatos para mayores de 18 años, no suelo ser muy explícito. Espero que los apuros del protagonista, no me los atribuyáis a mi ;)

      Besitos.

      Eliminar
  3. Hola, muy buena moraleja. Lucifer sabia que no debían estar en tu casa esas espadas. Tu padre era un hombre sabio. Al final y con el paso del tiempo nos damos cuenta que nuestros padres tenían razón. Seguimos en contacto

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Marta. Los animales, no pocas veces, saben más que las personas.

      Nos vemos.

      Saludos.

      Eliminar
  4. Qué razón tenía tu padre, me ha encantado tu cuento y tu estilo, me alegra mucho haber llegado hasta aquí, un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Odalisca. Yo también me alegro de tu visita.

      Un abrazo.

      Eliminar
  5. No olvides volver a colgar el cuadro que tanto gustaba a tu abuelo, cargado de sus miradas protectoras, seguro. Me gustó, Tío Antonio!

    Feliz fin de semana!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por recordármelo, pues tengo una foto de mi abuelo, que murió cuando mi padre era niño. Es la única foto que tenemos de él, y quiero ver si algún photoshopero que pase por mi blog, me la arregla.

      Eliminar
  6. Gracias Antonio, por tu visita y comentario en mi blog, en justa correspondencia me acerco a este acogedor sitio, donde he disfrutado leyendo este entretenido e interesante relato de ficción. Se me ocurre un comentario al respecto con un dicho popular “cuando el botero tira la bota o no tiene vino o está rota” algo parecido pasó con las armas, cuando alguien las tiró por algo será.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me ha hecho gracia eso del botero. Agradecido por tu visita, Jose.

      Un abrazo.

      Eliminar
  7. El lugar de las armas, debiera de ser la nada misma. Aunque no es menos cierto, que en tal caso volarían sartenes, cazos, y otros artilugios contundentes: el hombre y su continua lucha contra los elementos, cuando en realidad los elementos son otros.


    Interesante relato.
    Abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, hay gente que le gustan las armas, simplemente como objetos de decoración, o para echar unos tiros. También están los violentos, que las usan para incordiar. A chirona con estos.

      Un abrazo.

      Eliminar
    2. ¡No te quepa duda...! Yo tengo un arco recurvo, y estuve dos años federado, competí... Me encanta el tiro con arco; pero yo me refería a otro tipo de armas. Ésta primeras, si se saben utilizar, si caen en buenas manos, sirven para practicar un un buen, y sano deporte.

      Saludos cordiales.

      Eliminar
  8. Tio Antonio, me encanto este cuento misterioso, medieval, simpatico y epico. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. genial !! me quedo en tu blog , y al mio te llevo !! saludos !!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Rosa María, pero la próxima vez, ponme el enlace a tu blog, que estos del Google + no termino d eentenderlos.

      Saludos.

      Eliminar
  10. Pero mira que son oportunas las —a nuestro parecer infantil— cargantes recomendaciones de las personas mayores... Y con qué prontitud se recuerdan, pasados los años, cuando las circunstancias lo requieren.
    Me ha gustado ese bucle entre el principio y final del relato; deja bien abierta la más que probable posibilidad de que otro incauto recoja las armas dos veces arrojadas a la basura y se repitan los sucesos.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los mayores son como predicadores. Siempre recordándonos, con más o menos acierto, cuál es el camino entre el bien y el mal.

      Estás en lo cierto ¿Quién será el siguiete incauto en coger las armas? Más le vale que no tenga objetos valiosos de porcelana en la casa.

      Saludos.

      Eliminar
  11. Con este relato, y el gato para dar ese ambiente misterioso -¡qué tendrán los gatos, que sientan tan bien al misterio!-, me ha recordado a los relatos de Poe.

    Muy interesante, monsieur. Me ha resultado muy entretenido.

    Feliz fin de semana.

    Bisous

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, madame. Es cierto, donde hay un asunto misterioso, suele haber cerca un gato.

      Besitos.

      Eliminar
  12. Muy bien relato creando mucho misterio en torno a esas armas, al final vale más no meter en casa lo que no sabemos de donde ha salido

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Boris. Es posible que sea inevitable coger las armas y llevarlas a casa. Probablemente no se salve de eso, ni el padre del protagonista de la historia, si las hubiera visto. No es lo mismo guardar una pelota vieja, que unas armas con buena pinta. Seguro que se hubieran buscado una excusa para quedar bien y evitar las protestas de su hijo.

      Saludos.

      Eliminar
  13. Me encanta la imagen del encabezamiento con ese barco metido dentro de una botella.

    Bonito relato que has creado.

    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, María. La pena que tengo, es que la foto tuve que sacarla de internet, pues no tengo ninguna de un barco embotellado.

      Besitos.

      Eliminar
  14. Me ha gustado tu relato tío Antonio, le has puesto todos los elementos para que estuviésemos tan tensos com tú, esperando qué pasaría la noche siguiente.
    Bueno, parece que tu padre tiene razón !jaja!
    Un abrazo
    Sor.Cecilia

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, sor Cecilia. Hay que ser buenos y obedecer a los papis; pues experiencia no les falta en la vida...y si oyes un estraño ruído en la noche, y te piden que no le hagas caso, hay que hacerlo, aunque estés muerto de miedo. (A mí, me ha pasado).

      Un abrazo.

      Eliminar
  15. Jajajaja. Desde luego en la basura es donde mejor están. O quizá están esperando encontrar la parede en la que puedan descansar.

    Es lo que les pasa a muchos fantasmas.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Beatriz. Los seres del más allá np hay quien los entienda. De todas formas, lo mejor es ignorarlos. No creo que hayan cambiado mucho en el otro lado.

      Saludos.

      Eliminar
  16. Tio Antonio, que yo también he gozado tu historia y sabes porqué?…te lo voy a contar…
    Hace 3 años murió mi ex esposo (después 35 años divorciados y terminamos en pésimas relaciones, casi odiándonos). A su muerte, mi hija acudió a sus exequias y entre los cachivaches dejados habían 4 preciosas espadas, muy caras, él practicaba deportes de espadachín y artes marciales. Mi hija, cuando volvió, me preguntó si no las quería. Ante su belleza metálica, le dije que si. Yo también afanosa pensaba donde colocarlas. Esa noche se quedaron sobre la mesa, y yo no pude dormir, pues, tuve pesadillas igual que tu historia…las espadas cobraban vida y me atacaban.
    Al día siguiente se las devolví a mi hija y ella tampoco las quiere sacar…lo que no sé es, si las irá a tirar a la basura. Le diré que les ponga un mensaje para que todos sepan lo que podría ocurrir…
    Gracias por compartir tu historia…muy buena.
    Un abrazo y feliz semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ceciely, tu historia me ha dejado intrigado. La realidad a veces, supera la ficción. Una vez escuché el caso de una muchacha que escuchaba ruidos. Llamó a una médium, y el causante resultó ser su abuelo, que fue condecorado en la guerra civil, y preguntaba dónde estaban sus medallas. La pobre chavala no supo qué decir, pues se las habían repartido entre varios miembros de la familia, y le sabía raro pedirles que se las devolvieran al espíritu de su abuelo. No sé., lo que pasó al final.

      Un abrazo.

      Eliminar
  17. Llegué y me encontré con el blog muy cambiado, lleno de vida, me dio mucha alegría.

    De pequeño solía agarrar muchas cosas de la basura, era una mala costumbre, por suerte la cambié, ahora dejo las cosas donde deben estar.

    Me gustó tu relato, Antonio.
    Un fuerte abrazo.
    HD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Humberto ;) Pues sí, el blog estaba muerto de pena, y decidí darle un empujón. Espero que el impulso dure mucho. Gracias por asomarte.

      Un abrazo.

      Eliminar
  18. Me encantó tu relato. He disfrutado con su lectura.

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  19. Me encantan estos relatos tan intrigantes!!! sigue escribiendo que cuando vuelva quiero seguir leyendo cosas que me enganchen asi hasta pronto.bikiños

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Esther. Espero seguir escribiendo más relatos. Ojalá todos salieran como yo deseara.

      Besitos.

      Eliminar
  20. Muy buenos
    El relato y el consejo de el padre:)

    Te felicito por el relato

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  21. Que relato tan interesante, la verdad es que te hace leerlo con mucha intriga esperando el final. Los dichos de nuestros mayores se han de tener en cuenta, pues siempre llevan razon
    El fofucho del BBVA es para mi yerno ya que es el al que me dirijo
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Marian. Ay de aquellos que no respetan los consejos de los patriarcas. Mala vida les espera. El fofucho estaba muy bien.

      Un abrazo.

      Eliminar
  22. Gracias por tu visita y por hacerte seguidor de mi espacio, eso me ha dado la ocasión de conocer tus blogs y tus relatos, seguiré viniendo por aqui para irlos leyendo poco a poco, porque lo que he podido leer me ha gustado mucho. Un saludo,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Encantado de recibirte, Nieves. Pásate cuando quieras.

      Saludos.

      Eliminar
  23. Un relato genial y nuestros mayores suelen tener razón. Un beso.
    http://www.solaanteelespejo.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por leerme. Me encanta que haya sido de tu agrado.

      Besitos.

      Eliminar
  24. Muy interesante este relato tuyo. En cuanto a lo que comentas de que el lector tiene costumbre de atribuirte los hechos cuando el texto está narrado en primera persona jaja pues suele suceder. Así que si te decides a subir un relato subidito de tono tendrás que aguantar el chaparrón. Me ha gustado mucho tu blog, te paso al lado de mis favoritos para tenerte vigilado. Un gusto(como diría el maestro Sabina)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Angela. Sí, es divertido verme de vez en cuando, en la piel del protagonista.

      Besitos.

      Eliminar
  25. ¡Que relato tan interesante e intrigante!, ya ves, que los padres siempre, o casi siempre, tienen razón. Te he rescatado del blog Mi Rincón de Relax que acabo de cerrar temporalmente y te he traido a este blog, donde escribo mis poesías. Espero que sigamos en contacto. Saludos de una gaditana en Cataluña

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Julia ¡Viva Cai! ;) Creo que yo también me voy a tomar un respirito este verano. Pero no para cerrar el blog, sino para editorlo, y probar cosas que tengo en mente.

      Nos vemos ;)

      Eliminar
  26. Muy buen relato y muy buena moralaja, "por algo será", pero también la paciencia jugó su papel para esperar tanto tiempo, el pobre gato lo paso malamente, en nuestros dias la basura es más bien fuente de reservas para muchos, espero que lo que buscan y encuentran sea más beneficio, que lo de tu relato.
    Perdona si no pasé antes para agradecerte la visita, yo, también me quedo con tu permiso.
    Un abrazo.
    Ambar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por venir, Ambar ¿Qué te voy a decir de las visitas? Es comprensible. Yo también suelo tardar devolverlas, al estar muy entretenido. De horóscopo soy Géminis, pero en persona solo tengo un cuerpo ;)

      Un abrazo.

      Eliminar
  27. Cuanto suspenso en tu relato. Le concedo razón a tu padre. A mi también me sucedió algo similar con la estatuilla de una virgen.

    un abraxo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Marilyn. Me has dejado un poco inquieto al leer lo de la Virgen. Nosotros, en nuestra mercería, teníamos un San Pancracio fosforecente, que mi padre puso en lo más alto de una estantería, para que nos trajera suerte. Cuando la bajamos, vimos que al San Pancracio se le había roto la mano ¿Sería una advertencia de que los negocios nos irían mal?

      Eliminar
  28. Genial!, es una buena enseñanza... me mantuvo pegadisima tu historia, y ame el nombre del gato ^^
    gracias por pasarte por mi blog
    por alguna extraña razón no te pude seguir, pero te estoy leyendo.
    besos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a tí, por venir. Me alegra que te gustara mi relato. Lo del seguimiento es desesperante. Muchas veces me llevo un rato, esperando a que el servidor le de la gana de admitirme, y muchas otras, tengo que insistir, porque no me admite, por algún fallo. Y los que usan Google + lo paso muy mal para saber cuál es su página principal, debido a la cantidad de enlaces que tienen.

      A ver si estos de blogger arreglan este lio de una vez.

      Besitos ;)

      Eliminar

Publicar un comentario

Expresa tu opinión, libremente, y sin miedo a robarle protagonismo al administrador de este blog ;) pero hazlo con respeto.

Entradas populares de este blog

Al silencioso visitante

Palo a la burra blanca, palo a la burra negra