El rey de Numidia

Los númidas eran unas tribus dispersas por el norte de Africa, reclutadas con frecuencia por los cartagineses en sus guerras. Sus ágiles jinetes eran temibles.

Durante la segunda guerra púnica en Hispania, un jefe de tribu núnida, llamado "Masinissa", acorraló, colaborando notablemente en la derrota de dos ejércitos romanos que habían caído en una trampa. Entre sus víctimas estaban los generales "Publio Cornelio Escipión" y su hermano, "Cneo Cornelio Escipión".

El nuevo jefe, llamado también "Publio Cornelio Escipión" era hijo y sobrino de los fallecidos.

La guerra se extendía cada vez más. Se combatía en Italia e Hispania. Recientemente se habían sublevado en Sicilia contra Roma. Lo mismo pasaba en Córcega y Cerdeña. En Macedonia y Grecia habían estallado movimientos a favor de los cartagineses. En el sur de la Galia aguardaban ejércitos de galos, listos para ser reclutados por los cartagineses. El norte de Africa era un hervidero de amigos y enemigos, y en Roma, los estrategas calcularon que debían acudir allí para derrotar a Cartago.

El nuevo general de las legiones en Hispania tenía todo eso claro. Por ese motivo sospechaba que no le iban a mandar muchos refuerzos. No le quedaba más remedio que tragarse su orgullo y reclutar tropas no romanas. Muchas de ellas eran poco de fiar, tal y como pudieron comprobar sus fallecidos parientes.

Pero los cartagineses no eran trigo limpio. Su ejército no solo se desgastó contra Roma, sino contra los rebeldes hispanos que no aceptaban su autoridad. Necesitaban más tropas. Por ese motivo planeaban sustituir a Masinissa por Sífax, otro jefe númida más poderoso. 

Masinissa no tardó en enterarse. En cuanto la ocasión le fue favorable, se unió al ejército de Publio. Este tuvo muy claro que tenía que contar con él, aunque no le gustara la idea. No era nada aconsejable atacar territorio cartaginés sin tener aliados en Africa. Ese dicho de que "Roma no paga a traidores" era mentira. Tuvo que contar con el asesino de su padre y su tío para derrotar a Cartago en la batalla de Zama. Tras la victoria, Masinissa fue coronado como rey de Numidia.

Pero algo de rencor sí que le guardaba Roma a Masinissa, ya que a pesar de aplaudir los ataques de Masinissa al debilitado territorio cartaginés, no dudaron en levantarse en armas cuando los cartagineses declararon la guerra a Numidia. De hecho, Roma arrasó Cartago, haciendo a la ciudad inhabitable e impidiendo a los númidas apoderarse de ella. No quería que su aliada, Numidia, tomara el lugar de los cartagineses y supusiera una amenaza para Roma. El anciano, ingenuo y moribundo, Masinissa, no lo comprendió hasta ese momento.

Curiosamente, me acordé de este hecho histórico cuando en mi campaña de promoción de mi página de Facebook me pidieron que le pusiera un nombre. La llamé "Masinisa 1" ¿Por qué? Pues porque no puede decirse que esté muy contento con Facebook. Me ha anulado cuentas y bloqueado por motivos tan absurdos como promocionarme más de lo que ellos querían o buscar más contactos de lo permitido. Pero por desgracia, Facebook está de moda, y lo necesito para mis promociones. Fue un acertado impulso el que me hizo bautizar la campaña así. Supongo que Escipión sentiría lo mismo cuando no tuvo más remedio que contar con los servicios de un mercenario tan nefasto para su familia y para la propia Roma.













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